Esta semana ha sido
horrible, muchísimo trabajo han hecho que día a día fuera perdiendo fuerza y
energía, eso, y que tengo un principio de bronquitis preocupante. Pero he
recibido esta semana mi nuevo casco y tengo que estrenarlo y qué mejor manera
que una ruta en condiciones. Así pruebo mi resistencia y el comportamiento de
blanquita en una ruta exigente.
Hoy viernes he terminado
tarde de trabajar y estoy agotado, pero mañana me espera un gran día. He
quedado con mi viejo amigo Antonio y su chica Sole. Hemos preparado una ruta
bastante maja y larga. El punto de partida es en San Agustín de Guadalix. Vamos
a recorrer la sierra madrileña y las tierras segovianas.
El único problema es que
hemos quedado a las 9:30 en el punto de partida y me pilla a 200 km de casa.
Bueno, qué le vamos a hacer, ellos van a venir a comer en mi casa por lo que
tenemos unas 8 horas de moto cada uno.
Preparo la equipación y
todo lo que voy a necesitar para mañana levantarme corriendo y no perder tiempo
para la salida.
La noche transcurre
tranquila, todo el mundo duerme menos yo, estoy nervioso y tengo una tos
preocupante que no me deja dormir. Noto que estoy empeorando de la bronquitis y
apenas puedo respirar, cada vez que toso, me parto en dos. Pero nada va a
arruinar mi día, únicamente tengo que tener cuidado de no coger frío. Me llevo
el ventolín por si las moscas.
Son las 6:30 de la mañana
y estoy harto de estar en la cama. Me levanto y lo primero que hago es mirar
por la ventana, está amaneciendo aunque lo hace más nublado de lo que me
gustaría. Desayuno y me abrigo todo lo que puedo. El cuerpo no me preocupa ya
que llevo cuatro capas pero si me da miedo la garganta y las manos. Los guantes
que tengo son de piel pero son de verano así que me agencio unos sotosguantes y
por si acaso, se me ocurre la feliz idea de coger unos guantes de esquiar para
ponérmelos encima de todos pero solo a modo de emergencia.
Arranco a blanquita, ella
está contenta porque sabe que lo vamos a pasar bien y yo un poco preocupado por
saber si aguantaré bien tantas horas de moto y por mi catarro.
Apenas hay nadie por la
carretera y voy tranquilo, voy un poco pillado de tiempo pero si no tengo
contratiempos llegaré puntual.
Al salir de Valladolid
veo en los termómetros y unos fríos 5 grados. Si aquí hace 5 grados, por la
carretera de Cantalejo tiene que hacer un par de grados nada más. Según veo
pasar los kilómetros en mi marcador, voy notando un frío helador en las manos.
Apenas tengo sensibilidad en los dedos y me empiezan a doler. Empiezo a barajar
soluciones pero a estas horas pocas son las soluciones. Paro en el arcén de la
autovía e intento poner en práctica y con confianza mi solución de emergencia.
Intento poner los guantes de esquí encima de los de cuero pero no me caben.
Joder, no sé qué hacer. No puedo seguir con este frío en las manos porque corro
el riesgo de que se me entumezcan y no poder accionar el freno. Decido probar a
quedarme con los sotoguantes y los de esquiar únicamente y guardar los de piel.
Mientras me pongo los guantes levanto la mirada y observo esta bella estampa.
El sol parece que quiere
aparecer entre las nubes, y yo espero que lo haga para que me ceda un poco de
calor, pero fue un espejismo fugaz ya que a los 2 minutos volvió a
resguardarse, con este frío, ni el sol quiere salir. Vivir estas momentos me
llenan de vida, aunque esté jodido de frío, contemplo este paisaje y pierdo mi
vista en el profundo horizonte, a los lados se ve una tenue neblina que apenas
levanta unos palmos del suelo y las pequeñas lagunas que me voy cruzando emanan
un mágico vapor que hace que parezca que estoy en un sueño
Únicamente he recorrido
40 km desde que salí de casa pero parece que la idea de los guantes funciona,
no tengo frío en las manos. Ante una caída no creo que me sirvieran de mucho
pero ahora mismo mi prioridad es
recuperar sensibilidad.
El camino es conocido
para blanquita y para mí ya que sigo dirección a mis oficinas en Madrid. Yo
estoy tranquilo y ella también. Los dos hemos alcanzado nuestra temperatura
optima de funcionamiento y van pasando los kilómetros sin compasión. Cuando
atravieso Somosierra, veo las cumbres envueltas en nubes, es posible que
tengamos niebla o incluso lluvia.
A medida que me voy
acercando a mi destino el cielo se despeja y el sol empieza a calentar
tímidamente. Hace un día estupendo en Madrid, estoy deseando enfilar la
carretera que lleva de San Agustín de Guadalix hacia colmenar. Es una carretera
de curvas rápidas y buen asfalto.
Allí están Antonio y
Sole, y la máquina definitiva como la llama Antonio. Es una BMW R1200GS. Me da
un poco de respeto entorpecer mucho a Antonio porque él tiene mucha
experiencia, ha viajado varias veces a los Alpes, realizado varias ediciones de
“PENITENTES” y se ha recorrido media España en moto.
Tras el saludo inicial y
cambiar una impresiones, decidimos que la primera parte de la ruta, desde San
Agustin de Guadalix hasta culminar el Puerto de Navacerrada lo haga yo en
cabeza (el burro delante para que no se espante) así ven mi ritmo y vamos
entrando en calor y otro de los motivos es que hemos decidido hacer esta ruta
sin GPS. Yo personalmente me oriento fatal y Anto y Sole llevan una lista con
los pueblos principales por dónde pasar. Ellos no saben que en la Castilla
profunda no abundan las gasolineras y las indicaciones en los cruces brillan
por su ausencia, pero confían en Sole que es el GPS humano.
Montamos en nuestros
caballos metálicos cual exploradores sedientos de aventura y nos ponemos en
marcha. La carretera que tanto me gusta y que tan solitaria es cuando yo la
cruzo en días de diario, es totalmente diferente en sábado por la mañana. Está
llena de domingueros que escapan de esta agobiante urbe deseando respirar un
poco de aire fresco, pero ellos no van en moto y nos entorpece tanto tráfico.
“Vamos a demostrarle a
Antonio de lo que eres capaz”, le susurro a Blanquita y ella con su suave
ronroneo me asiente. Empezamos a adelantar a los coches y furgonetas sin
esfuerzo y en poco tiempo nos colocamos en cabeza, ahora si!!! A disfrutar.
Sole también tiene mucha
experiencia y es capaz de hacer buenas fotos en marcha por lo que decidimos no
parar y ella saca las fotos (que por cierto tiene mucho mérito). Cuando
culminamos Navacerrada, le doy paso a Antonio que se coloca en cabeza y ahora
es él el que achucha el ritmo. Parece mentira que una moto tan grande, con
maletas y paquete se pueda mover a ese ritmo. Las curvas se suceden sin parar
pero blanquita y yo le vamos a la zaga, apenas nos saca unos metros en las
rectas y en los tramos de curvas le huelo los vapores de su escape, es entonces
cuando me doy cuenta que quizá debería poner un poco más de distancia. No
quiero pecar de “valiente” y acabar teniendo un accidente. Dejo una distancia
de seguridad y seguimos divirtiéndonos.
La temperatura vuelve a ser fría, y esta vez tengo frío en
todo el cuerpo, creo que se debe más a los cambios de temperatura que a que la
temperatura sea en sí baja. Aún así está siendo divertidísimo.
Empezamos a subir el
puerto de Navafría creo, no conozco la zona y estoy un poco perdido. El paisaje
es precioso, Vamos por una carretera rodeada de árboles y con un verde césped
que parece un manto aterciopelado que cubre con mimo las piedras. El sol no
calienta lo suficiente pero estoy muy feliz de cómo está transcurriendo la
mañana. La belleza del paisaje no admite más descripciones.
Seguimos ascendiendo a un ritmo endiablado cuando pero
Blanquita se está portando como una campeona y yo creo que todos estamos
sorprendidos de su comportamiento y lo bien que puede seguir el ritmo.
En plena borrachera de curvas veo como se enciende la luz de
freno de la bmw y disminuye su velocidad drásticamente hasta pararse yo hago lo
propio y descubro el porqué.
No sé si os lo había
dicho alguna vez, pero odio las vacas en la carretera. Me dan pánico. Antonio
sortea el ganado hábilmente y yo voy detrás de él, esperando que las vacas nos
vean como un “todo” grande y ruidoso.
Una gran vaca de grandes
cuernos está en medio de la carretera y no se aparta como las demás. Nos mira
desafiante y yo siento un escalofrío que me recorre la espalda, lo reconozco,
estoy cagado. La Bmw de Antonio ruge en vacío pidiendo paso pero no se aparta.
Vuelve a rugir más fuerte y finalmente nos deja pasar, pero más bien como
haciéndonos un favor y no como una batalla perdida (menos mal que no voy el
primero).
Seguimos curveando hasta
que las curvas se abren y bajamos altura. A continuación empieza la segunda
parte de la ruta, más de trabajo de orientación que de curvas trepidantes.
Antonio me dice que sería conveniente repostar y pienso donde puede haber una
estación de servicio. “No tengo ni idea de donde estamos, pero en el primer
pueblo que veamos repostamos y ya está”. Yo estoy tranquilo porque todavía me
queda bastante combustible y eso que he exigido a Blanquita bastante pero sólo
llevamos un tercio de la ruta.
Nos
dirigimos a Pedraza, he oído hablar de este pueblo pero no lo conozco y tenía
ganas de pasar por el al planear la ruta. Una de las cosas que no tuve en
cuenta al planear la ruta era el tipo de carretera y asfalto que nos podíamos
encontrar, no me preocupaba la bmw de Anto pero no sé qué tal lo llevaría
Blanquita. Nos perdemos, varias veces, pero Sole al final encuentra el camino y
aunque estoy tranquilo, no me olvido del combustible, por fin encontramos la
carretera que nos llevará a Pedraza.
GM
Antonio tira alegremente
parece que no ha visto un escueto cartel amarillo a pie de carretera que dice
“carretera cortada en 7 km” Bueno, vamos a la aventura, esto es lo que me
gusta, tirar sin saber qué me depara el camino aunque voy con el seguro de la
buena y experimentada compañía que llevo hoy. La carretera es bonita, estrecha
y rodeada de árboles y verde césped como viene siendo habitual en mis últimas
rutas ya que ha llovido bastante últimamente. La carretera empieza a romperse y
tiene más zona bacheada que en buen estado, hasta que pasa a ser una carretera
totalmente destrozada. La bmw sigue su camino sin aminorar la marcha
(unstoppable que dice el anuncio) pero yo reduzco un poco ya que todavía no
conozco del todo a blanquita y menos en un escenario tan difícil.
Esta carretera se me está
haciendo muy dura, no veo a Antonio y los baches me están empezando a pasar
factura, me duele la espalda y el cuello de las fuertes sacudidas y blanquita
se queja a modo de pequeños chirridos (creo que provienen de los plásticos del
carenado) pero no es nada preocupante,
de suspensión va perfecta y no hace tope ni una sola vez, en alguna curva me
avisa que no está la carretera para alegrías pero todos los comportamientos son
muy nobles. Decido ponerme de pie ya que si no, no creo que acabe bien el día.
Imitando a los grandes viajeros y los pilotos off road, estiro un poco mis
piernas y las flexiono un poco. Ahora tengo otra suspensión que filtra los
baches a mi cabeza y son mis brazos y piernas. He visto pistas de tierra en
bastante mejor estado. Es divertido pero no estoy acostumbrado a esto. Cuando
finalmente , al doblar una curva veo a Antonio parado en frente del puente que
tenemos que cruzar pero piedras como sandias nos cortan el paso y una endeble
cinta a modo de precinto. Me entra la risa dentro del casco y literalmente me
descojono.
GM
Miro a mi fiel compañero de ruta y a él no le
hace tanta gracia, pero creo que es porque está pensando algo. Al momento le dice algo a Sole y baja de la moto
como un relámpago.
Sin pensárselo dos veces
y sin mediar palabra, emprende la marcha Antonio por aquí.
GM
Un camino de tierra que
llevaba al puente que se ve al fondo y nos permitía sortear el otro puente
cortado. El camino empezaba en tierra pero en seguida se convertía en piedra.
Igual que a la derecha de la foto de arriba.
Como Antonio va a pasar por
ahí sí o sí decido seguirle y probar a blanquita. Con más miedo que vergüenza,
me vuelvo a poner de pie y rezo para no estrenar mi nueva moto.
Paso superado!!!!! esta
moto es increíble y yo me lo estoy pasando fenomenal. Está siendo una ruta
realmente completa y creo que de las mejores que he hecho en mi vida, además
estoy conociendo a fondo a Balnquita y me está sorprendiendo muchísimo.
Orgullosos de nosotros
mismos, posamos como caballeros victoriosos por superar una mierda de puente
jajaja, Antonio ha hecho cursos off road pero yo no, y aunque no fuera algo del
otro mundo, tenía su dificultad.
Allí está
Pedraza, imponente e impresiona, la verdad es que es preciosa.
Al llegar a la cuesta para acceder a esta preciosa ciudad
amurallada, vemos dos autocares dando marcha atrás por la cuesta, no cabemos y Antonio,
ni corto ni perezoso vuelve a tirar por la calle de en medio, en este caso por
el camino de tierra de la izquierda.
GM
Cómo no,
le sigo, esta vez con más confianza en mí mismo. Entonces sucedió algo que me
hizo reflexionar, comencé a ascender la pista de tierra y al final giraba a la
derecha en una curva bastante cerrada para retomar el camino correcto.
GM
Bueno pues justo antes de
tomar la carretera, en plena curva y con bastante pendiente aunque no lo
parezca, se me caló la moto (yo venía de la zona donde están los coches).
Antonio ya había subido y me había visto, estaba esperándome. Mis pies apenas
acarician el resbaladizo suelo que se asemeja a una alfombra de canicas.
Arranco e intento retomar la marcha pero los nervios y el esfuerzo hacen que se
me empañen las gafas dentro de mi casco y no veo lo que tengo delante, vuelvo a
calar la moto y me agobio bastante al no ver nada. Blanquita está empezando a
deslizar hacia atrás y me resulta imposible sujetar 210kg de moto con la punta
de los pies, cuesta arriba y sobre tierra. No me dan abasto mis extremidades.
Con la mano izquierda en el embrague para que al arrancar no se me cale la
moto, la mano derecha intentando frenar la moto, el pie izquierdo en el suelo
apoyado completamente para tener mejor apoyo, el pie derecho intentado frenar la
moto….con qué cojones me levanto la visera??? Tranquilo, piensa y ordena las
ideas, suelto embrague con la moto en primera para evitar que se desplazara
hacia atrás, me levanto la visera (parece fácil pero os aseguro que en mi nuevo
casco no es tan fácil ya que la visera se queda enclavada en un corchete) y
haciendo honor a mi curso de malabarista improvisado consigo salir del
atolladero derrapando a lo macarra.
Estamos en Pedraza, son
las 11 aproximadamente, llevo 4 horas encima de la moto con un gran desgaste y
decidimos tomar un descanso.
Visita obligada a Pedraza.
Allí,
dimos cuenta de un refrigerio y una suculenta y sabrosísima tosta a la que me
invitó Antonio.
Antonio se deshace en
alagos hacia su máquina definitiva (como él la llama), pero yo sólo puedo pensar en blanquita.
A ver, la bmw es la leche
pero no es lo que busco. “….la potencia es lo que tiene, tú como no tienes,
jajajaja” me dijo Antonio, yo me callé y reí para mis adentros sabiendo cuando
se la iba a devolver
Emprendemos camino a
Sepúlveda y nos volvemos a perder, empiezo a estar preocupado por la autonomía
de la bmw, llevamos más de 300 km sin prepostar y hemos estrujado las máquinas.
A mí me quedan dos rayitas de 5 del odómetro pero no sé si fiarme. Seguimos
buscando una gasolinera.
Llegamos a Sepúlveda,
precioso también y con mucha vida, no hicimos muchas fotos ya que con
equivocarse de camino y demás íbamos mal de tiempo para llegar a la hora de
comer a Valladolid.
Merece una visita calmada
por sus calles, tengo que volver.
Seguimos camino hacia el
siguiente pueblo, nos volvemos a perder y esta vez sí que no tengo ni remota
idea de donde estamos. Comenzamos por otra carretera en bastante mal estado por
un cañón metido entre paredes de piedra.
GM
Es una zona bastante
aislada y creo que por la orografía del terreno estamos cerca del parque
natural de las hoces del rio Duratón pero no por el camino que conozco, lo
debemos estar rodeando.
Mi preocupación por el
combustible empieza a convertirse en acojone, si nos quedamos tirados, algún
labrador tendrá gasolina en sus naves (pienso) pero tras otra carretera
tortuosa, Sole vuelve a encontrar Gasolinera y repostamos nuestras máquinas.
A Antonio le han entrado
18 litros aproximadamente, aún estábamos lejos de casa, y a mí me han entrado 8
litros, por lo que si la cuenta no me falla, podría haber hecho otros 150 km
aproximadamente. Dios como me gusta mi moto.
-“Esto, Antonio……cuánto
te ha costado repostar?
-
Unos 26 euros
-
A mí, unos 12
euros, macho la potencia hay que pagarla jajajajajaja
-
Cabrón!!!
Me tomé mi venganza.
Ya con las barrigas
llenas, tomamos vuelta a casa por más carreteras de ensueño de verdes prados,
ríos y agradables curvas.
Nos perdimos un par de
veces más pero finalmente llegamos a casa puntuales para comer.
Una divertidísima mañana,
con partes técnicas, rápidas, lentas, pueblos, tostas, máquinas definitvas y
sobre todo buena compañía.
P.D. Gracias Sole por las estupendas fotos que has sacado.