martes, 9 de julio de 2013

AGUA BUSCABA Y AGUA ENCONTRE



 Joder, estoy cansado. Me acaban de decir que mañana, mi último día de trabajo antes de las vacaciones me tengo que desplazar a Burgos desde Madrid, evidentemente me toca dar buen rodeo para luego volver a mi casa Pucelana.

Estoy abatido tras una semana dura de trabajo y encima ahora esto. Por lo menos voy a intentar buscarle el lado divertido  ya que lo tengo que hacer de todos modos….



Es temprano, muy temprano. Ni si quiera ha amanecido en la capital y yo apenas puedo dormir del calor que estoy pasando esta noche. Cualquier madrileño que viva en Carabanchel puede hacerse una idea de lo que hablo. No aguanto de los nervios, que siempre me preceden en un viaje y como sé que no voy a poder conciliar el sueño, inicio los preparativos para ponerme de camino.

Al bajar al garaje, a medida que bajo la rampa, veo el coche de mi padre  en su plaza y delante debería estar mi moto, no la veo. El corazón se me pone a mil y los peores pensamientos se me pasan por la cabeza, realmente sin darme cuenta acelero el paso y espero que tan solo sea un efecto óptico. Buffff, realmente lo ha sido, todo ha quedado en un temor pasajero pero que me ha dejado nervioso.

Hoy es un día de protesta cariñosa en honor a mis compis del Foro NC. Siempre se ponen títulos esperanzadores de rutas impresionantes y vas todo nervioso a clicar y descubres un escueto texto diciendo, “nos lo hemos pasado genial…. Ha sido una ruta increíble……” así q      ue en su  honor y desde el cariño, les dedico esta ruta-protesta. Como no hay protesta sin pancarta, ahí va la mía.


 Como he dicho antes, le intento buscar el lado divertido.

Coloco mi equipaje y comienzo mi pequeña aventura con ilusión pero con un poco de respeto ya que van a ser muchos kilómetros y muchas horas encima de la moto y no sé cómo lo va a aguantar mi cuerpo.

Mi primera parada es Burgos capital, allí tengo pensado repostar y sacar dinero en efectivo ya que me imagino que para la zona a la que voy tendrán problemas con el datáfono.

Ahora entiendo porque a Madrid se le llama la ciudad que nunca duerme, son las 6 y poco de la mañana y en las calles se ve gente, ni qué decir tiene que sigue habiendo tráfico en las carreteras al contrario de lo que yo pensaba.

Salí sin el forro térmico de la chaqueta ya que hacía bastante calor esa noche. Los kilómetros comienzan a avanzar y por fin abandono esta agresiva urbe.

Estoy contento y expectante por lo que me deparará el día y la verdad, no hay nada mejor que ver un amanecer en vivo y en directo.




 El sol asomaba tras la sierra madrileña y me estaba resistiendo a parar porque no quería que mi viaje se prolongara en exceso, pero la belleza de la estampa me obligó a para e inmortalizar ese momento. Es difícil explicar cómo me sentía. El sol asomaba tímidamente y en las montañas más altas se apreciaba una densa bruma. Todo era paz, la verdad que me gustó la sensación de vivir un amanecer encima de blanquita.

Los kilómetros  siguen sucediéndose a un ritmo constante, no vertiginoso pero si implacable, avanzaban a las misma velocidad que los minutos, y como si, al igual que el tiempo, ya no hubiera marcha atrás.

La temperatura había descendido drásticamente y tenía frío ya que debajo de la chaqueta únicamente llevaba mi camiseta favorita de ruta, ligera, fresca y molona. No quería parar por lo que he dicho antes, no quiero perder tiempo pero al final, mi hombría quedó por los suelos y tuve que parar a la altura de Lerma para abrigarme, la temperatura era de unos frescos 18º



A medida que me colocaba capas cual cebolla, decido inmortalizar a blanquita (no me canso de verla).





 Consigo parar en Burgos y me dirijo a la gasolinera más próxima y al cajero no sin antes perder unos 20 minutos en encontrarme ya que me negaba a conectar el gps, mas que nada porque no llevo toma de corriente en la moto y únicamente dispongo de 2-3 horas de autonomía lo cuál es poco para una ruta tan larga y totalmente desconocida.

Tras el repostaje tanto de combustible como monetario, me voy dirección Pancorbo.
Es un pueblecito al norte de Burgos con un desfiladero impresionante. Decido parar y mezclarme un poco con el grandioso paisaje.










 Al finalizar el pueblo hay una carreterita bastante empinada que se dirije a lo alto del desfiladero donde las vistas son espectaculares. Pongo en modo ON mi espíritu aventurero y comienzo la ascensión, hay que ir muy despacio en el primer tramo ya que tiene muuucha pendiente y hay varias horquillas, si se me cala la moto aquí es caída segura.

Una vez arriba las vistas son espectaculares.








 Al fondo de la última foto se puede apreciar una pista de grava suelta que lleva a una fortaleza en ruinas en lo más alto de la montaña. Tiene que ser espectacular pero acabo de poner en modo OFF mi espíritu aventurero y en modo ON mi cordura, la pista es bastante sencilla pero en algunos tramos tiene mucha pendiente y no creo que mis neumáticos de carretera tengan mucho agarre en estas circustancias.



 Sigo mi ruta, llego a Miranda de Ebro y fui donde vino la gran cagada. Me perdí, mucho. Lo sé es un pueblo pequeño pero no sabía exactamente la carretera a tomar, consulté el gps pero el siguiente pueblo que tenía apuntado no venía en el GPS (posteriormente me di cuenta que lo tenia apuntado en vasco y por eso no lo encontraba). Perdí cerca de media hora dando vueltas, preguntando y consultando el GPS. El calor era aplastante y también el calor que desprendía blanquita que me abrasaba las piernas. Me estaba poniendo muy nervioso y lo principal era salir de allí cagando leches.

Encauzo la carretera correcta y tengo que pasar por la zona del Sobrón. En serio una zona espectacular, carreteras de suaves curvas enlazadas que te hacen bailar con la moto e ir de lado a lado sin pararte en la vertical ni un momento, estupendo asfalto y un paisaje que te llena de asombro. Una carretera al borde de un embalse y encajonada en unos muros verticales que apenas te dejan ver el horizonte, solo quieren que te concentres en la maravilla que estás viendo.






 Me paré en varios puntos para intentar capturar la belleza del paisaje pero me fue imposible. “Esta belleza está reservada a los que cruzan esta carretera” me susurraban las montañas. Es imposible narrar con palabras ni imágenes el éxtasis paisajístico que estaba viviendo.

Me dieron ganas de dar marcha atrás y volver a recorrerla de nuevo, esta vez sin paradas ni fotos, sólo disfrutando pero llegaba justo a mi cita laboral y me marche de allí con una sonrisa y deseando volver.



Estaba muerto de calor y tenía la mitad de la ruta por delante. Decidí seguir las indicaciones que me dio un compañero y me puse camino a “el pozo azul” a darme un baño.

Desde este punto, empezó lo más duro del viaje. Un tramo de carreteras destrozadas repletas de curvas y bellos paisajes pero el calor era demoledor. No me apetecía hacer fotos, sólo quería llegar y refrescarme pero tampoco podía acelerar el ritmo debido al estado de la carretera. Únicamente estaban bien asfaltadas las innumerables horquillas que recorrí. No me cruce con nadie en kilómetros y la sensación era de auténtica soledad e incomunicación pero en mal plan.



Tras pasar el pueblo de Sedano, la carretera se adecentó un poco y volvi a disfrutar aunque el cansancio ya hacia mella, sobre todo psicológica.



Por cierto hice una foto chula pero no me digas donde, estaba harto.



Tras tomar varias carreteras encontré esto.


Dios allí voy, me daban ganas de irme despelotando por el camino para ganar tiempo.

Llegué a la zona de aparcamiento que era preciosa y anduve los 250 m que me separaban de mi refresco.



Cuando llegué el sitio era espectacular, he decidido no tocar la foto para que se vea tal cual lo capto la cámara.

Me subí aun alto y disparé.



Antes de bajar, noto que pierdo peso y algo suena, y veo la cámara rodar ladera abajo con trípode incluido y yo corriendo absurdamente detrás de ella y partiéndome de risa.

Estoy solo y el sitio lo merece. ME VOY A BAÑAR EN PELOTAS!!! Jajaja. Al final no sé porqué me metí con los gallumbos y menos mal porque instantes después apareció un par de parejas avanzadas en edad a ver la preciosa estampa, ya no tan preciosa ya que mi cuerpo no es muy escultural por lo que deduzco que se fueron rápido por eso jejeje, pero era muy divertido. A todo esto, me pico un tábano en el culo.

Tras informarme me dirijo a Orbaneja que está a 15 minutos. De este pueblo no tengo nada que decir, porque es tan impresionante que habla por sí solo.







PUTAS ESCALERAS.



Me fui a comer al primer restaurante que vi y que tenia buena pinta. La comida fue buena pero realmente estaba agotado. Después de comer me costaba ponerme en pie  y segui haciendo mucho calor.

La vuelta de Orbaneja no tiene nada reseñable. Solo calor y aburrida autovía pero el día había sido generoso en paisajes, sensaciones y la verdad que es una de las rutas que jamás olvidare.